Dicen que en mitad de los bosques de Los Picos de Europa hay un claro sólo visible bajo el brillo de la Luna llena. Dicen que en la quietud del lugar se alza una construcción de madera a cuyo alrededor el tiempo se detiene. Está cimentada sobre huesos de animales, polvo de arcilla y cenizas.
Dicen que en su interior vive una anciana bruja capaz de ver el futuro y que, si no te gusta lo que te depara el tuyo, por tres monedas de oro y unas gotas de sangre de murciélago, te pone en contacto las Moiras, las hermanas del Destino que tienen el control del hilo de la vida de cada mortal. El precio acordado con ellas depende de la exigencia del cambio.
Cuentan que una vez, el príncipe de un reino lejano quiso saber la suerte que le deparaba la guerra que estaba a punto de iniciar. Conocedor de la leyenda de la vieja bruja, empeñó medio año en recorrer los densos bosques hasta dar con la cabaña detenida en el tiempo.
En su interior encontró a la bruja, que cogió su mano y tradujo las enrevesadas líneas de su palma. Le dijo que la guerra duraría siete años y que acabaría con la victoria de su reino pero que, en el fragor de la última batalla, el joven príncipe perdería la vida.
- Eso no es justo -se quejó-. Llévame ante las Moiras, quiero negociar con ellas. Aquí tienes tu pago.
Dejó sobre la mesa las tres monedas de oro y un frasco con la sangre del murciélago.
- ¿Conoceis las consecuencias de cambiar el destino? -le preguntó la bruja.
- ¿Qué me importan las consecuencias, anciana? ¿Acaso puede haber algo peor que perder la vida?
La bruja aceptó el pago y le llevó ante las Hermanas. Ellas escucharon la petición del joven y pusieron el precio.
- Una vida por otra vida -dijeron las tres al unísono-. Si salvamos la tuya, exigimos otra a cambio.
- ¿Cualquier vida os serviría? -preguntó urdiendo un maquiavélico plan.
Las Moiras asintieron como si fueran una.
- En ese caso, intercambio mi vida por la del primogénito del rey enemigo.
El príncipe pensó que había sido una jugada maestra, pues no sólo había salvado su propia vida, sino que además, probablemente se habría librado de la mayor amenaza a su reino en el futuro.
Lo que el príncipe no sabía es que el primogénito del rey enemigo era una hermosa doncella a la que hubiera conocido un año después, una doncella que se habría convertido en su esposa y en la madre de toda su descendencia. De esta manera, el príncipe ganó la guerra y vivió para verlo, tal era el pacto que había hecho con las Moiras, pero acabó sus días solo. Expiró su último aliento en la cama de su solitaria habitación, y todo su legado murió con él.
A veces es mejor no jugar con el destino...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, la verdad es que las moiras me encantaban en la película de hércules, y me ha hecho mucha gracia verlas ahí, en la imagen principal.
¡Muy bonito, Ángela! :)
jajajaja!! Siiii!! la verdad es que según lo escribía me acordé de la peli y busqué una imagen para ponerla :)
EliminarGracias por pasarte y comentar Gema, me hace mucha ilu!!
me gusto, buen cuento
ResponderEliminarMuchas gracias Roberto, me alegro de que te haya gustado!!
EliminarNo sabes lo bien que me sentó lo de los Picos de Europa, como asturiano me ha hecho sentirme en casa.
ResponderEliminarSaludos
Me alegro mucho!!! Me gusta escribir refiriéndome a sitios de España :) Así que tú que estás cerca, puedes probar a ver si encuentras a la bruja ;) jejeje
EliminarGracias por pasarte!!