lunes, 23 de marzo de 2015

12. Historias de Magia

                                                    
                                    Listado de todos los capítulos aquí

Se sentaron en el suelo alrededor de una pequeña mesa de café. La alfombra sobre la que descansaban estaba hecha de plumas níveas y desprendía un calor reconfortante. Dani había dejado su mochila en un rincón y Amelia estaba arropada con una gruesa manta de lana. Bebía a pequeños sorbos una infusión que ella misma se había preparado.

Un mar de estanterías rebosantes de libros los rodeaba por todas partes.

- Queremos ver al Maestro de Símbolos –dijo Dizzie-. Quizá él nos pueda explicar por qué Dani puede ver las Marcas.

- El Maestro se encuentra ahora dando clase en la Universidad –respondió Amelia-, no regresará a su casa hasta las pasadas las cinco.

Dani miró el reloj de pared apostado en un hueco entre las estanterías. Mecía su péndulo justo enfrente de él y marcaba las tres de la tarde.

- Le esperaremos –dijo Dizzie-. Mientras tanto agradeceríamos un poco de hospitalidad. No hemos comido nada desde hace horas y estamos hambrientos.

Amelia soltó un bufido pero acabó levantándose y dirigiéndose a la cocina. Dani se volvió hacia el felino.

- Dizzie –dijo-, ¿de verdad me enviaste ante Maese Dárail sabiendo que estaba de parte del Nigromante?

El gato no contestó enseguida. Sus ojos fueron cambiando del verde al amarillo en un remolino ambicolor.

- No fue exactamente así –dijo-. En el Exterior me habían llegado rumores de que había cambiado de bando, de que actuaba bajo las órdenes del poder Oscuro, pero no podía creerlo, no de él que había sido como un hermano para mí. Tenía que verlo con mis propios ojos.

- Y por eso me enviaste a mí.

- Sí –dijo-, pero sabía que no se atrevería a tocar a un forastero. Era la única manera de obtener información.

- Y la he obtenido –le dijo Dani-, pero no de él sino de Barat. Quizá hubiera sido más sencillo preguntarle a él desde el principio.

- Todavía no sé de quién puedo fiarme, Daniel. Esta tierra ya no es el lugar afable en el que goberné una vez.

- Entonces es cierto, fuiste el Gobernador de Calendra.

- Durante cinco años –dijo Dizzie-, justo antes de la llegada del Nigromante y de mi acusación de traición. Pero dime, ¿qué es lo que te contó Barat?

Amelia regresó de la cocina llevando una bandeja sobre la que humeaban dos tazones de sopa. Un agradable olor a hierbabuena ascendió hasta la nariz de Dani cuando depositó los tazones sobre la mesa.

- Yo de vosotros esperaría un rato antes de probarlo si no queréis acabar con la lengua en llamas.

Dani detuvo el gesto de agarrar el tazón y aguardó.

- Podéis seguir con vuestra conversación –dijo Amelia-. Como si yo no estuviera.

Dizzie ignoró el comentario mordaz de la chica y se volvió hacia Dani.

- Estabas a punto de contarme lo que te dijo Barat.

- Barat es el oso tabernero de la posada El Sueño del Emperador –le explicó a Amelia.

- Sé quién es Barat –le dijo.

- Está bien, pues él me pidió que te contara, Dizzie, que ya no eres bien recibido en Calendra y que Maese Dárail vendió su lealtad al Nigromante a cambio de una cura para su esposa.

- ¿Lady Miriam está enferma? –preguntó el felino.

- Maese Dárail dijo algo así como que te marchaste cuando él más te necesitaba y que por tu culpa estuvo a punto de perderla.

- Si me dejáis, os puedo contar la historia –dijo Amelia.

- Por favor –pidió Dizzie.

- Poco después de tu exilio, lady Miriam fue víctima de una extraña enfermedad que la degeneraba día tras día. Los doctores le dijeron que su sangre había dejado de alimentar al resto del cuerpo y que la ciencia no podía ayudarla. Sus órganos se debilitaban poco a poco y era cuestión de tiempo que comenzaran a fallar.

“Cuentan los más allegados que Maese Dárail se consumía con ella. No dormía, no comía… buscaba sin cesar una cura que devolviera la vitalidad a su mujer.

- Ella era toda su vida –dijo Dizzie.

- Así es. Por eso cuando el Nigromante le ofreció utilizar su Magia para curarla a cambio de su lealtad, Maese Dárail no lo dudó un segundo. ¿Qué importancia tenía para él a quién jurara lealtad comparado con la salud de su esposa?

“Sin embargo no todo salió como esperaba. La Magia negra se llama así por algo.

“Lady Miriam recuperó la vitalidad sí, pero a qué precio… la magia del Nigromante la dejó convertida en una silvina.

- ¿Una qué? –preguntó Daniel.

- En el Exterior los denomináis vampiros –contestó Dizzie.

- Exacto –dijo Amelia-. Nada de ajos, nada de luz solar, nada de símbolos religiosos y se alimenta de sangre. La mantiene recluida en una celda para evitar que dañe a otras personas. Lo más triste de toda esta historia es que ella no le reconoce, la sed de sangre tiene obnubilado su cerebro y no se comporta como un ser racional.

“Dicen sus carceleros que, en ocasiones, cuando acaba de comer muestra unos leves signos de humanidad y recuerda quien una vez fue. Por eso es el mismo Maese Dárail el que la alimenta día tras día con su propia sangre… y eso lo está consumiendo a él también.

- No tenía ni idea de todo esto –dijo Dizzie.

- Pocas personas lo saben y lo juzgan con acritud por su cambio de bando. Podéis tomaros ya el caldo, se os va a quedar frío.

Comenzaron a beber de los tazones. El chico se lo llevó a la boca con las manos y Dizzie metió la cabeza en él para tomárselo con la lengua. Era muy sabroso y el toque de la hierbabuena le aportaba frescura.

Dani estaba dando los últimos tragos cuando llamaron con fuerza a la puerta. Los tres giraron la cabeza a la vez hacia ella.

- ¿Esperas a alguien? –preguntó Dizzie.

- No –respondió.

Tenía los tendones del cuello marcados y la respiración contenida.

La segunda vez golpearon la puerta con más fuerza aún.

Amelia se levantó.

- No abras –le pidió Dani. Tenía un mal presentimiento.

Amelia hizo un gesto con los dedos índice y corazón, dibujando un círculo en el aire, y la alfombra sobre la aún que reposaban el chico y el gato comenzó a engullirlos, incluyendo la mesa y los tazones. Pronto quedaron completamente ocultos bajo capas de plumas blancas.

- No os mováis –les dijo Amelia.

Oyeron sus pasos ligeros dirigirse hasta la puerta y abrirla cuidadosamente.

- Buenas noches, Maese Dárail –la oyeron decir.

Daniel se estremeció entre el mar de plumas y Dizzie le hizo un gesto para que se estuviera quieto.

- Buenas noches, señorita –dijo Maese Dárail con su voz lánguida-. Me alegro de que me haya reconocido, ¿me podría decir su nombre para estar en igualdad de condiciones?

- Me llamo Amelia.

- Señorita Amelia estamos buscando a un par de fugitivos peligrosos. Se los acusa de desacato a la autoridad y de colaborar con grupos rebeldes. Se trata de un gato negro y un forastero, ¿no los habréis visto por aquí?

- La verdad es que no, señor. No he salido de casa en todo el día.

Daniel admiró la templanza de su voz. Esperaba que fuera capaz de mantener la mirada plateada y gélida del hombre.

- Es curioso porque mis sabuesos han perdido su rastro justo junto a la fachada lateral de vuestra casa. ¿Me permitiríais echar un vistazo?

- Claro, pasad.

Daniel escuchó los pasos cortos y lentos del hombre acercándose. Su sombra se precipitó sobre ellos, si daba un paso más caería al interior de la alfombra con ellos.

- Como podéis ver, aquí no hay nadie más.

Dani vio a través de las plumas la silueta de Maese Dárail sobre ellos, sus ojos resplandecientes analizaban cada centímetro de la habitación.

- Tengo un poquito de prisa, señor… -dijo Amelia.

Dárail detuvo su mirada en un punto de la estancia y sonrió. Desde donde estaba Dani no podía ver qué era lo que estaba mirando.

- Tenéis un gusto extraño en cuestión de accesorios, señorita Amelia –dijo-. ¿Me pregunto para qué usáis esa mochila escolar?

- ¡Oh, mierda! –dijeron Amelia y Dani a la vez.

Una voraz corriente de aire recorrió la habitación como un huracán, derribando libros de las estanterías y levantando una cortina de plumas. Escucharon el gemido de Maese Dárail seguido de un fuerte portazo y toda la tempestad cesó.

- Rápido, salid de ahí –les dijo Amelia-. No sé por cuanto tiempo podrá detenerles esa puerta.

Dani y Dizzie salieron del agujero que se había vaciado de plumas.

- ¿Qué ha pasado? –preguntó el chico.

- Le he empujado fuera, pero no sé por cuánto tiempo.

Estaban golpeando con furia la puerta de la casa y se escuchaban los ladridos de toda una jauría rabiosa.

- Coge tu maldita mochila y bajemos a los pasadizos –les dijo Amelia sacando su abrigo amarillo de un armario.

La siguieron a través de la cocina y entraron en una pequeña despensa que olía a ajo y a hortalizas recién recogidas. Entre los tres levantaron una pesada trampilla de madera que conducía al subsuelo por unas empinadas escaleras.

Una vez hubieron bajado los tres, Amelia dejó caer la trampilla y trazó un círculo a su alrededor de nuevo con el dedo índice y el corazón.

- ¿Qué has hecho? –le preguntó Dani mientras ella lo empujaba escaleras abajo.

- He ocultado la puerta de miradas indiscretas –dijo.

- ¿Es que Maese Dárail no conoce los pasadizos?

- Sí sabe de su existencia, pero no cómo llegar hasta ellos.

Dentro estaba oscuro y olía a humedad. Amelia iba en primer lugar y no dejaba de farfullar.

- Es re-fantástico, ahora me acusarán de colaborar con proscritos… pondrán mi cara en todas las esquinas y precio a mi cabeza… acabarán reconociéndome y se montará una buena fiesta… sí, señor, por si tenía poco…

- ¿Dónde vamos? –preguntó Dani al cabo de un rato.

- A casa del Maestro de Símbolos –le contestó-. A ver si consigo librarme de vosotros de una vez.

Siguiente capítulo aquí

11 comentarios:

  1. ¡Hola guapísima! Que interesantísimo capítulo con la historia de Lady Miriam y la tensión del final con Darail que casi consigue capturarlos ¡Cómo se está poniendo la historia! :)
    Un besazo, que tengas buena semana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias!!!! Qué ilusión que te guste, poquito a poco vamos conociendo cosas de los habitantes de este lugar! Espero mantener vuestra atención :)
      Un besazo, feliz semana igualmente!

      Eliminar
  2. Consigues atrapar la atención del lector con esta historia. Muy buena. Enhorabuena!!!!!
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Skuld! Es una alegría verte repetir por aquí! :) :)
      Un saludo!

      Eliminar
  3. Bien dama, ahora me pones a esperar el siguiente. Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jejeje! Esto es así Andrés, a gotitas cada semana! Me alegro de verte por aquí! Un abrazo!

      Eliminar
  4. Genial, sigue estando genial la historia (aunque las dosis sean tan escasas... jejeje). Sabes siempre en que punto dejarnos con el ansia a flor de piel... ;-)
    Espero con ganas el próximo capítulo.
    Besicos!

    ResponderEliminar
  5. ¡Me encanta! Me alejas de mi realidad a una fantasía que embriaga. Mil gracias por la magia. Besasos.

    ResponderEliminar
  6. Sigo prendido de la historia y esperando por el capitulo 13, Angela. Abrazos:)

    ResponderEliminar
  7. ¡Vampiro! ¡Wiiiii! Ya es lo que me faltaba para no estar ya enganchada, sino lo siguiente... ¡Buah! ¡Muy chuli!
    ¡Jum! Esta semanita no tengo muchas conjeturas por hacer... ;P Necesito esperarme a conocer al Maestro De Símbolos...
    Aunque... No creo que Amelia quiera deshacerse de Dani y del Minino... Si lo hubiera querido hacer, lo habría tenido tan fácil entregándolos a Maese Dárail... Para mí... ¡Qué solo está un poquitín enfadada! ;P
    Como siempre... ¡Deseando leer el siguiente capi!
    ¡Besitos Guapísima! ;)

    ResponderEliminar
  8. ¡Trepidante! Un buen equipo. Por cierto, me alegro de ver a Dani y el gato juntos de nuevo. Presiento que nos va a sorprender pronto con algo gordo, ¡Va a ser grande! Me has dejado en lo más alto. Por suerte tengo otro capítulo por leer... :) Abrazo!

    ResponderEliminar